NUTRIENDO EL ALMA

ES MI ALMA 

No sois vosotras, ricas aguas
de oro las que corréis
por el helecho, es mi alma.
No sois vosotras, frescas alas
libres las que os abrís
al iris verde, es mi alma.
No sois vosotras, dulces ramas
rojas las que os mecéis
al viento lento, es mi alma.
No sois vosotras, claras, altas
voces las que os pasáis
del sol que cae, es mi alma.

¡¡Es vuestra alma, es nuestra alma!! Quiero compartir algún poema de Juan Ramón Jiménez para seguir nutriendo nuestra alma como quien se bebe un vaso de agua de manantial lleno de luz y vida. Escojo algunos, que escribió en la década de 1926 al 36 y editó en el exilio, con 65 años, la editorial Losada de Buenos Aires en 1946, diez años antes de recibir el Nobel de Literatura. Juan Ramón se la dedicó a Pablo Bilbao de Aristegui (y a Jaime Delclaux, amigo común fallecido), sacerdote bilbaíno y profesor de literatura, autor entre otros de un estudio sobre la obra de Santa Teresa de Jesús. Escojo poemas de este libro, La estación total y Canciones de una nueva luz, porque se mueve absolutamente en atmósfera de luz nueva que modifica las diversas formas de percepción y relación del yo con la realidad.

Y yo, el sorprendedor del alba rara
no me llamo tampoco, todavía,
el andaluz universal,
ni El creador sin escape,
ni el Vencedor oculto,
ni siquiera el cansado de su nombre.

Desde la gratitud y el asombro, escribo. Desde siempre he estado en la acción poética, a través de talleres y recitales, más que en la edición de libros. Pero se está formando uno nuevo, Anatomía Celeste a fuego lento, poda, silencio, escucha, mirada que se transforma…todo se reúne y comparto fuerzas de la voz del alma como el astro/sin aceleración/sin descanso en la creación y la esperanza. Esta cita de Goethe acompañó muchos libros de Juan Ramón y me encanta. Deseo que nos acompañe junto a este abrazo de voces que crean, conviven y nutren esa conciencia espiritual en cada uno y hacia el tejido social, que nos impulsa a seguir mejorando.

SER EN LA FLOR

Lo he visto en el frío
de la tierra en la sombra,
al ponerse el sol.
Blanco, leve y rosa.
Con la fina fuerza
de su vida pronta
cruzaba las noches,
de aurora en aurora.
Salía más bello
por la inmensa boca,
la bóveda negra.
Leve, blanco y rosa.
Y si despertaba
sería el alma sola,
él le sonreía
dándole su hoja.

Recogidos en el libro Canciones de la nueva luz, libro XVIII, el II y III de Reino penúltimo. En Tusquets editores, colección Nuevos textos Sagrados, La estación total y Canciones de la nueva luz, Barcelona, 1994. Adjunto la breve reseña biografía de Juan Ramón que aporta el Instituto Cervantes en su web oficial, sección Bibliotecas y documentación.

Juan Ramón Jiménez Mantecón. (Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881 – San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958). Poeta español y premio Nobel de Literatura.

Estudia en la Universidad de Sevilla, pero abandona Derecho y Pintura para dedicarse a la literatura influenciado por Rubén Darío y los simbolistas franceses. Tiene varias crisis de neurosis depresiva y permanece ingresado en Francia y en Madrid; en esta ciudad se instala definitivamente. Realiza viajes a Francia y a Estados Unidos, donde se casa en 1916 con Zenobia Camprubí. En 1936, al estallar la Guerra Civil española, se exilia a Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico. En este último país recibe la noticia de la concesión del Premio Nobel de Literatura en 1956.

La crítica suele dividir su trayectoria poética en tres etapas:

Etapa sensitiva (1898-1915): marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y el Modernismo. En ella predominan las descripciones del paisaje, los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color, los recuerdos y ensueños amorosos. Se trata de una poesía emotiva y sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través del perfeccionismo de la estructura formal. Etapa intelectual (1916-1936): descubrimiento del mar como motivo trascendente. El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia, asimismo, una evolución espiritual que lo lleva a buscar la trascendencia. En su deseo de salvarse ante la muerte se esfuerza por alcanzar la eternidad a través de la belleza y la depuración poética. Etapa verdadera (1937-1958): todo lo escrito durante su exilio americano. La obra poética de Juan Ramón Jiménez es muy numerosa, con libros que, a lo largo de su vida y en un afán constante de superación, repudia o de los que salva algún poema, casi siempre retocado en sus sucesivas selecciones.

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